El cambio es necesario e importante. Si, el cambio produce a veces temor o implica
renuncias o incluso reconocer que la embarramos y debemos pedir disculpas, pero
es vital. La siguiente pregunta nos puede ayudar a analizar esa necesidad de
cambio y a establecer acciones que produzcan un resultado positivo. En vez de
preguntarte qué o quién tiene que cambiar a tu alrededor para lograr lo que
deseas, pregúntate ¿cómo tendrías que
cambiar tu, para que las cosas o las personas a tu alrededor fueran diferentes?
Muchas de las situaciones que vivimos, de las relaciones que
experimentamos y de las oportunidades que perdemos se deben a la manera en que “somos”
y actuamos. Pero antes de explicar por qué, déjeme aclarar algo: nosotros no
somos realmente lo que actuamos, pero nuestros actos nos convierten en lo que
somos. ¿Qué quiero decir con esto? Nosotros fuimos creados con dones,
habilidades, personalidades y un propósito de vida positivo y enfocado hacia el
bienestar común, pero cuando no vivimos nuestra vida de acuerdo a esas características
con las cuales fuimos creados, terminamos actuando en contra de lo creado en
nosotros y terminamos convirtiéndonos en algo muy diferente a nuestro diseño original.
Cuando en cambio actuamos de acuerdo a nuestro diseño original, entonces vemos como
a nuestro alrededor todo cambia positivamente, pues estamos contribuyendo efectivamente
con la parte que nos toca. Fuimos creados con un diseño específico, y cuando no
cuando no actuamos de acuerdo al mismo, terminamos siendo algo para lo cual no
fuimos creados… terminamos siendo un “engendro”.
Ahora bien, para explicar cómo nuestro actuar afecta nuestro ser, y como
al cambiar nosotros podemos cambiar las circunstancias, déjeme llevarlo hacia
las teorías sistémicas, de las cuales sabemos que todas las personas estamos
interconectadas entre nosotras. Cualquier acto que yo realice afecta a todos a mí
alrededor y a su vez a todos los que estén interconectados con ellos y así
sucesivamente. Eso significa que la manera en que yo actúo, afecta la manera en
que los demás actúan, o dicho de otra manera: la manera en que soy, afecta la
manera en que los demás serán. Esto aplica igual para las circunstancias. La
manera en que actúo afecta la manera en que percibiré y en que se darán las
circunstancias a mí alrededor. Si yo cambio, todo a mí alrededor cambia recíprocamente.
Si yo cambio negativamente, todo a mí alrededor cambiara negativamente; si yo
cambio positivamente, todo a mí alrededor cambiara positivamente.
Entendiendo esto, es que podemos entender, por qué la pregunta que
planteo hoy es tan importante: ¿Qué es lo que tengo que cambiar en mí? ¿Qué es
lo que has estado haciendo que no ha estado funcionando, que ha estado causando
que las circunstancias sigan igual o peor? ¿Qué pasaría si tú cambiaras en ese
punto? Cambiar siempre va a afectar nuestro alrededor, por eso es importante
analizar primero que cambios son necesarios hacer y cómo van a afectar estos
nuestro alrededor. ¿Qué pasaría al cambiar tu de X o Y manera? ¿Cómo afectaría ese
cambio tu entorno, tus relaciones, tu perspectiva, tu sueño? Tus respuestas a
estas preguntas son la clave del cambio. Cuando hayas entonces tomado la decisión
de cambiar, después de haber analizado bien el efecto que producirá, tomate
tiempo para elaborar metas SMART para el desarrollo de hábitos que te permitan
seguir adelante con el cambio propuesto, y disfruta observando como todo a tu
alrededor empieza a cambiar positivamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario